Esperanza juvenil en medio de la crisis

Educación y formación vocacional y profesional
10.06.2020
Luego del registro del primer caso del nuevo coronavirus, el pasado 11 de marzo en Honduras, la población juvenil en situación de riesgo mantiene la expectativa de obtener mejores oportunidades económicas y sociales. Cabe recordar que durante el 2019, se registró una tasa de desempleo abierto del 5.7% y una tasa de subempleo que bordea el 50%, según la Secretaría de Trabajo y Seguridad Social (STSS) y el Instituto Nacional de Estadística (INE). Esta situación corre el riesgo de agudizarse como consecuencia de los efectos de la COVID-19, siendo para los jóvenes un agravante adicional debido a los desafíos que estos ya experimentan; como lo es la criminalidad, el pandillaje y el crimen organizado.
No obstante, para los jóvenes involucrados en el proyecto ProJoven, financiado por COSUDE y facilitado por Swisscontact y las organizaciones aliadas, la situación de la COVID-19 representa una oportunidad en medio de la crisis. Desde abril, el proyecto ha reorientado sus acciones para involucrar a los jóvenes en situación vulnerable en el proceso de formación, desarrollo de capacidades y elaboración de distintos servicios, como la preparación de alimentos y la producción de equipos de bioseguridad, tales como caretas, protección ocular, soportes para respiradores, entre otros.

De forma especial, los jóvenes han sido capacitados en el uso de impresoras 3D para la elaboración de innovadoras válvulas que permiten conectar dos respiradores al mismo tiempo. Este se diseña debido a que el país no cuenta con la suficiente cantidad de respiradores mecánicos para suplir la demanda existente.  

Los aprendizajes obtenidos les permitirían desarrollar habilidades para iniciar sus propios negocios relacionados a estos rubros, promoviendo así una conducta de autogeneración de ingresos. Las acciones de formación vienen siendo implementadas en los departamentos de Atlántida, Francisco Morazán, Choluteca y Gracias a Dios.

La Virtualización: el corazón de la estrategia formativa en tiempos de pandemia 

La coyuntura ha obligado a desarrollar una serie de medidas innovadoras para conectar con la población participante del proyecto. De acuerdo a ello, el método clave se centró en la virtualización y digitalización del proceso formativo. Así, se capitalizó el uso de herramientas, como los grupos de Whatsapp, plataformas de videoconferencias como Zoom y Google Classroom para promover clases en línea, y plataformas gratuitas para compartir contenidos de formación y seguimiento según cada malla curricular.  

“El principal desafío ha sido la conectividad de los jóvenes, así como el aseguramiento que tengan las herramientas necesarias para continuar con la formación virtual, como el acceso a una computadora o a un teléfono inteligente. Sin embargo, ya estamos implementando medidas específicas para acortar esta brecha, como alianzas con el sector público y privado para brindar acceso a internet de manera gratuita y asignación de recursos del programa para la compra de computadoras”, menciona Olga Tinoco, jefa del proyecto.  

Un factor importante para garantizar un efecto positivo en el proceso formativo virtual durante la pandemia ha sido el acompañamiento psicosocial. La COVID-19 ha demostrado que la salud mental en tiempos de crisis, confinamiento y recesión económica se muestra particularmente en riesgo por la situación de estrés e incertidumbre latentes. “Se ha establecido una línea de apoyo psicosocial para atender a los jóvenes las 24 horas del día y darles seguimiento o referirlos a centros especializados”, enfatiza Olga Tinoco.  

Como resultado, en apenas dos meses se han inscrito más de 200 jóvenes en la nueva modalidad de formación virtual y se han capacitado a 14 instructores, involucrando a 4 centros de formación. Asimismo, ya van sumando 14 las clases creadas mediante las plataformas digitales.  

La estrategia de la virtualización de contenidos para los procesos formativos y educativos aparentemente se está volviendo en una respuesta común tras el aislamiento ocasionado por el nuevo coronavirus, de cuyo éxito o fracaso dependerá de cuánto estas propuestas estén siendo dialogadas y validadas con los participantes. Hasta el momento, la virtualización del proyecto ProJoven financiado por la Agencia Suiza para el Desarrollo y Cooperación - COSUDE, se convierte en una buena práctica a ser replicada y adaptada por iniciativas similares en la región.